Tuesday, January 24, 2017

MAQROLL EL GAVIERO: SIN LUGAR SOBRE LA TIERRRA Y LLENO DE MUNDO

Estudio de Manuel Apodaca  sobre la  obra poética de
Álvaro Mutis en

Poéticas. Revista de Estudios Literarios

No. 3. Diciembre 2016






Resumen

En este estudio se analiza la obra poética del colombiano Álvaro Mutis (Bogotá 1923-México 2013) reunida en su antología Summa de Maqroll el Gaviero (2008). El estudio recurre a poéticas diversas y teorías sobre la literatura (Calvino 1988; Mallarmé 2008; Todorov 1984; Hutcheon 2000) y de disciplinas filosóficas como, el escepticismo y el estoicismo (Hazlitt and Hazlitt 1984; Svavarsson 2010; Foucault 2005; Montaigne 1898). En la filosofía de Maqroll, personaje central y alter ego de Mutis, es evidente la influencia del estoicismo clásico, así como la recurrencia a diversas formas del pensamiento occidental que abarcan el escepticismo, el anarquismo y, ocasionalmente, el misticismo. En franca oposición a lo establecido y lo común, el intelectual y poeta colombiano retoma lo mejor de cada forma de pensamiento sin comprometerse a fondo con ninguna, creando así un personaje singular que sobrevive a todos los embates de sus aventuras, abrazando la contradicción y la inercia, con la única certeza de que la muerte es su destino final. Mientras tanto, nos deja las enseñanzas de una vivencia a la deriva como lección única en un mundo donde ya todo está perdido. El autor llega de esta manera a la creación de una poesía reveladora y desencantada que, en sí misma, conlleva la liberación del espíritu por medio de la destrucción de atavismos y la negación de ideas superpuestas por las ideologías y el poder.



Monday, August 29, 2016

La gran puta / Virgilio Piñera (Cubano)

Cuando en 1937 mi familia llegó a La Habana

—uno de los tantos éxodos a que estábamos acostumbrados—

mi padre —como tenía por costumbre sanguínea—

se dio de galletas y se puso a echar carajos.

Llegaron exactamente a las diez de la mañana

de un día de agosto mojado con vinagre;

antes de ir a esperar el Santiago-Habana

tomé un jugo de papaya en Lagunas y Galiano,

y como el deber se impone al deseo

perdí a un negro que me hacía señas con la mano.

Por esa época yo tenía veinticinco años

y toda la vida resumida en la mirada:

años mal llevados porque el hambre no paga:

"Virgilio —me decía Oscar Zaldívar—

no te alimentas lo suficiente. Hay que comer carne..."

De vez en cuando me llevaba a La Genovesa

en la esquina atormentada de Virtudes y Prado,

donde Panchita, una italiana operática(,)

le decía doctor a Oscar y a mí no me decía nada.

Las calles eran vahídos y las aceras desmayos:

en la cabeza los versos y en el estómago cranque.

Corría a la casa de empeños sita en Amistad y Ánimas

buscando que me colgaran entre docenas de guitarras(,)

yo, empeñado, yo empeñando un viejo saco de Osvaldo

para trepar jadeante la cazuela del Auditorium

a ver El avaro de Moliere que Luis Jouvet presentaba.

Era La Habana con tranvías y soldados

de kaki amarillo, haciendo el fin de mes

con los pesos de los homosexuales;

entre los cuales, en cierta manera, me cuento, es

decir, en mi humilde escala: no osaría ponerme

a la altura de la Marquesa Eulalia, del Pájaro Verde,

del Jarroncito Chino, de la Pulga Lírica y del Marqués

de Pinar del Río, y aunque una noche, en el Don Quijote(,)

bailé sobre una mesa disfrazado de maja,

mi alarde palidece ante la magnificiencia

del Pájaro Verde dejándose degollar en el baño.

Según se mire eran tiempos heroicos, tiempos

que fueron cantados por guitarras alcoholizadas(,)

palabras tremendas que eran pronunciadas

con el filo de un cuchillo, mientras allá,

en Marte y Belona, los bailadores realizaban

la confusa gesta del danzón ensangrentado.

Esta gesta alcanzaba proporciones épicas

en el cuchillo de San Miguel: allí Panchitín Díaz

le decía con su voz aflautada a la putica debutante:

"Muchacha, tienes toda la vida por delante..."

y dando dos pasos se metía en la barbería de Neptuno

para entablar un diálogo funambulesco

con la corpulenta Albertino, que se hacía afeitar

una barba imaginaria.

Una noche en el Prado, con su pedazo de cielo

particularmente convulso sobre leones de bronce verde,

sobre leones que temblaban al paso del

Emperador del Mundo —un negro tuberculoso con

el pecho constelado de chapitas de Coca Cola—,

se comentaba con terror manifiesto

la frase ciceroniana de la mujer que se tiró

bajo las ruedas del automóvil de Lily Hidalgo de Conill:

"¡Habana, ábrete y trágame!"

Pero La Habana se hizo aún más rígida

para que ella pudiera ir hasta Colón sin baches,

para que esas noches las putas chancrosas

hicieran buenos pesos y para que lloraran los

sentimentales, entre los cuales también me cuento,

al extremo que podría ser nombrado presidente de

los sentimentales, y ahora precisamente

recuerdo al hombre que vi matar junto a la estatua de Zenea

con su mano convulsa aferrada al seno de mármol

de la mujer que eternamente lo acompaña.



Me pareció que llegaba el Apocalipsis,

pero justo en ese momento oí: "¨¡Maní tostao, maní!"

y metían por mis ojos anegados en lágrimas

un cucurucho de voluptuosidad cubana.

Mi amiga, la Muerta Viva, una puta francesa

que recaló en Sagua allá por el veinticuatro

compraba todos los días el periódico para

ver si en la Crónica Roja aparecía muerto

el cabrón, decía ella, que la dejó plantada en Sagua.

Pero como la vida manda, seguía abriendo las piernas

sin sentimentalismo de ninguna clase.

Yo, que mi destino de poeta me impidió la putería,

soñaba persistentemente con abrir las mías:

cuando el hambre aprieta, sueños monstruosos

se perfilaban en cada esquina, monedas del tamaño de

una casa me caían encima, y todo terminaba al compás

de una frita deglutida al compás de

"Bigote de Gato es un gran sujeto..."

Sin embargo, pensaba en la inmortalidad

con la misma persistencia con que me acosaba

la mortalidad, porque aún cuando viéndome

forzado a escuchar "la inmortalidad del cangrejo"

y ver al tipo pálido sentado en el café de

los bajos de mi casa, con un palillo en los

dientes y un vaso de agua sobre la mesa

pensando en las musarañas, yo me aferraba

a la mentira piadosa siguiendo al mismo

tiempo con la vista los sandwiches de pierna

que rechinaban en mis tripas.

Suaritos anunciaba a Ñico Saquito,

Toña La Negra quebraba la luna con su voz

de tortillera mejicana, Batista daba golpetazos

en Columbia, Patricia la Americana se momificaba

en un disco y Daniel Santos galvanizaba los solares.

Claro está, en la ciudad del sol constante

los fantasmas acostumbraban salir a plena luz:

los he visto acompañándome por Monte y Cárdenas

el día del entierro de Menocal, con ron peleón,

porque de eso el general prodigó, enchumbó, anestesió

y el champán para él y Marianita en París.

"Querida, me dijo Jarroncito Chino, hoy todo el mundo

está jalao, haremos ranfla moñuda,

ya el General templó lo suyo y nosotras moriremos

con un troyó papá bien grande adentro."

Así murió efectivamente. Destino cumplido,

vida realizada, strip-tease de pelo en pecho,

sacando palanganas de agua de culo(.)

Cuando se la llevaron había un Norte de

tres pares de cojones.

Estos son los monumentos que nunca veremos en

nuestras plazas, amorfas, sí, amorfa cantidad

de donde extraigo el canto, en cualquier parte,

bajando por Carlos III que entonces tenía bancos(,)

escuálido, tembloroso, con mi amorosa Habana

siguiéndome los pasos como perro dócil

entre años caídos retumbando como cañones

dejando la peseta en casa de la barajera

para saber (—)¿para saber?(—) si mañana entraré

en la papa... Un pelado en el Mercado Único,

un guarapo en el Mercado del Polvorín,

siempre avanzando, en brecha mortal,

buscando la completa como se busca un verso(,)

¡oh, inacabables calles, oh aceras perfumadas

con orine! ¡Oh, hacendados con pañuelos

impregnados en Guerlain, que nunca

me pusieron casa!

Solo en mi accesoria haciendo mis versitos

veía pasar La Habana como un río de sangre:

y como una puta más del barrio de Colón

los contaba de madrugada como si fueran pesos.

Saturday, July 30, 2016

PAISAJE SOBRE LAS AGUAS

Robert Duncan. Trad. Manuel Apodaca


Hemos partido de noche hacia el mar,
perdidos, y el vasto océano cierne
trampas sobre nosotros.
Los botes se alejan
y quedamos solos al fin
bajo un cielo inmensurable,
lánguido, enfermo de estrellas.

Deja sueltos los remos, amor mío
y olvida ahora nuestro amor
como un cuchillo que nos parte
y define los límites
que nunca podremos cruzar,
ni destruir
si a la deriva
en el corazón de nuestros sueños
cantamos al silencio.
Astutamente la lluvia
amarga nuestras bocas
y la oscura herida se cierra
tras nosotros.

Olvida nuestras riñas,
desdichas y promesas,
los jardines donde nos hemos tendido,
la tierra baldía hacia occidente,
y los cuartos donde juntos
nos hemos embriagado.

Pero aunque nos dejemos,
tu amor volverá,
Siento tu ausencia
como campana silenciosa,
y la sal de tus ojos
y escamas de mar entre nosotros.
Ahora pasas fácilmente
al mundo destructivo.
Hay un seco crujir de cemento.
La luz se quiebra
en ruinas de ciudades
sobre la orilla distante
y estoy solo
en la noche indestructible.
                                               (1966)

Wednesday, August 12, 2015

Tres poemas de ROBERT DUNCAN (Oakland, CA 1919- San Francisco 1988). Traduccion: Manuel Apodaca

Robert Duncan in New York, 1968













       POESÍA, COSA NATURAL

Ni vicios ni virtudes
favorecen al poema.
            “Ellos llegaron y murieron
como lo hacen cada año
sobre las rocas”.

El poema
se nutre de pensamientos, impulsos, sentimientos
respira por sí mismo
una urgencia espiritual que salta hacia la oscura escala.

Esta belleza es una persistencia interna
hacia la fuente
que lucha contra (adentro) la prisa-riente del río
un llamado que al oír contestamos
en el retraso del mundo,
aullido primordial
que del mundo joven quizás haya salido,

No hay salmón en el pozo donde
cae la avellana
sino en las cascadas, luchando, desarticulado,
venciendo a ciegas.

Esta es una imagen clara para la mente.

Un segundo: un alce en una pintura de Stubbs[1],
donde los cuernos más extravagantes del año pasado
yacen sobre la tierra.
También al desolado, cara de alce poema
le han brotado nuevos cuernos
aterciopelados,

“un poco forzado, un poco artificial”

su única belleza será
que es todo alce.



Caballeros. Catedral Gótica, Barcelona, s. XIII















REFUGIO INFANTIL

Está sobre las ramas frágiles de un árbol
bajo el cielo azul el fuerte
silbido del viento rodeándome.

Soledad, una soledad salvaje
se revela, con temor escalo en lo alto
de incertidumbres temblorosas,

parte ansiedad, parte retando a mi ser
parte para ver qué
vasto es el mundo, parte

para encontrarme a mí mismo, mi secreto
sentido y mi oculto lugar,
a donde retornan desde lejos
todas la voces y escenarios

-el ladrido de un perro, incendios de otoño
llaman cerca, llaman lejos- el niño que fui
me grita
aquí está el hombre que ahora soy “¡Mira!

Yo he estado donde a ti
te da más miedo estar”.


Espiritu cautivo. Catedral Gótica Barcelona

















            


UN LENGUAJE PEQUEÑITO

Conozco el lenguaje pequeñito de mi gato, aunque Dante dice
que los animales no requieren del habla y la naturaleza
abjura lo superfluo. Mi gato habla fluido,
y cuando quiere, conversa conmigo. Hablar

es natural. Yo he escuchado el canto coral
de lobos y ballenas en el aire y en el mar.
Ellos conocen la armonía y tienen una elocuencia
que incita mi corazón y mi cerebro -tocan el alma. Aquí

la religión de Dante, que habría de hacer del hombre un ser único
ha condenado las emanaciones de nuestras vidas
sólo a construir hacia adentro nuestra energía vital.

Sólo en su comunicación animal el hombre es verdadero,
inmediato, y en su inmediatez
el hombre es todo animal.

Sus sentidos se aceleran ante la amplitud de una sinfonía,
antiguos circuitos de animal encantan y alertan,
llamados y elevaciones que devuelven la identidad.

Él escucha
voces claras en medio
            del concierto, el menor susurro
del trasfondo,
ensayando nervioso
una nota que lo pruebe. El mira el golpeteo
de un rojo significante en medio de la masa encendida
con rabia salvaje y captura el brillo
de una verde camisa
que lo opaca en un campo de hierba brillante
-y le habla-
y en el arco espectral de los colores
le habla al color.
El arcoíris articula para él
            una promesa que recuerda,
pero él imita
            con los ruidos que hace

este discurso en cada sensación
del mundo que le rodea.




[1] George Stubbs (1724-1806), pintor de animales de origen británico.

Tuesday, June 2, 2015

EL CREADOR DE ENIGMAS






Alan Turing tenía 42 años, una mente prodigiosa y un alma sensible como las alondras que buscan refugio en las arboledas de Maida Vale, junto al Gran Canal de Westminster.


Antes de suicidarse por morder una manzana envenenada con cianuro, pensaba en Blanca Nieves y la bruja malvada. ¿Cuántos tipos de veneno pueden ser encontrados en la naturaleza?, los más letales, los más anodinos.


Se preguntaba con sincero afán científico qué secreto código matemático existe en las células de todo ser vivo para seleccionar sin error la parte correcta, el órgano exacto que habrá de constituir la forma, el color, la función y la sustancia que a cada cuál le es inherente y lo distingue. Por ejemplo, las células que forman los pétalos de una flor son diferentes a las destinadas a formar las hojas de la planta. Del mismo modo que las rayas de una cebra, unas blancas y otras negras, proceden de células distintas.


Con extremada paciencia encontró la clave para descodificar los enigmas secretos de los nazis que dieron el triunfo a los aliados en la Segunda Guerra Mundial. 


Tuvo el genio de inventar un sistema de cómputo binario y crear así la primera computadora en Manchester. La revolución cibernética y la era digital daban comienzo. “Algún día en el futuro, una muchacha en un parque podrá decir: que lindo día, desde su pequeña computadora.”


Sufrió la condena judicial de ingerir estrógenos químicos que acabaron con sus testículos y le hicieron crecer un busto de mujer, castración química, sólo por ser homosexual.


Me pregunto si una disculpa del gobierno británico es suficiente para paliar su dolor, su desencanto del mundo, de su gobierno y sus leyes, en quienes confió y a quienes sirvió, más que ninguno.

Tuesday, March 10, 2015

Teotihuacan II, Overview. A poem by John Gibson


What is it that you find at Teotihuacan
Amidst the pyramids, the temples and the stones?
I find the necessary stuff that makes me man.

To scale the the pyramids of Sun and Moon I plan
An ascent in easy stages for my giving bones.
What is it that you find at Teotihuacan?

Upon the height the children's circle hands unman
Me, and declare that death revokes its loans.
I find the necessary stuff to make me man.

In Quetzalpapalotl's court I try to scan
The glyphs and dreamed up begins set on human thrones.
I find the necessary stuff that makes me man.

Across the buried barrios breezes rarely fan
The sun. I apprehend dust-devil's counter tones.
What is it that you find in Teotoihuacan?

I find mortality and grief are but a hand's span
Distant, and ignorance and otherness are clones.
What is it that you find at Teotihuacan?
I find the necessary stuff that makes me man.


(Spanish version by Manuel Apodaca)

¿Qué es lo que encuentras en Teotihuacán
En medio de pirámides, templos y piedras?
Encuentro lo necesario para ser hombre.

Para subir a las pirámides del Sol y de la Luna
Trazo un plan accesible para mis huesos.
¿Qué es lo que encuentras en Teotihuacán?

En lo alto, niños en círculo se toman de las manos,
me amedrentan y declaran que la muerte revoca sus préstamos.
Encuentro lo necesario para ser hombre.

En la corte de Quetzalpapálotl trato de descifrar
los glifos y los sueños forjados sobre tronos humanos.
Encuentro lo necesario para ser hombre.

Por los barrios sepultados la brisa pocas veces ondea
al sol. Percibo contratonos endiablados en el polvo
¿Qué es lo que encuentras en Teotihuacán?

Encuentro que la muerte y el dolor están al alcance 
de la mano, y la distancia y la otredad son clones.
¿Qué es lo que encuentras en Teotihuacán?
Encuentro lo necesario para ser hombre.

John Gibson (England 1931), currently living in Evansville, IN. He has published various collections of poems, among them, Folk Dancing (1996); A Twenty-one Sonnet Salute (2002), and Specific Rivers (2011). His poem, Teotihuacan, which we reproduce here belongs to John Gibson's book of poems, Stamped by the Past (2006).

Sunday, August 17, 2014

Cloé S. Georas nace en Texas en 1966 y al año su familia migra a Puerto Rico. Termina su Bachillerato en Economía de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras. Luego cursa estudios graduados en Historia del Arte en SUNY, Binghamton. Es candidata doctoral en arte y en leyes. En 2001 publicó su primer libro de poesía bilingue (español e inglés) Rediviva - lost in trance . lations, Libros Nómadas, el cual fue premiado por el Pen Club de Puerto Rico. Los poemas que aquí se transcriben pertenecen a este libro. 



 

Nativa de ninguna parte   

           
Chloé S. Georás

encallada entre islas que se desvanecen
flotando sobre un mar infinito de costas que disminuyen
mi cuerpo es mi única tierra
mis manos navegan mi piel
reconociendo la corriente con mis dedos
abismos, valles marinos, montañas, desiertos, océanos
muchísimos océanos
ecos y cementerios

huérfana transnacional
con los pies llenos de recuerdos
por correr descalza arrecifes volcánicos
relámpagos entre mis pechos
sentada sobre el asfalto caliente bajo la lluvia
mirando el vapor y la neblina intercambiando máscaras
hiriendo a alguien en lo hondo
afuera
en todas partes

mis pies
corredores que conducen a lugares donde he vivido,
lugares donde he muerto,
lugares que nunca fui, que no puedo recordar
poblada por voces perdidas
algunos muertos, algunos que maté, algunos que se fueron,
algunos que dejé atrás, algunos que nunca conocí, que nunca toqué,
ni acaricié
gente con quien nunca viajé
nativa de ninguna parte
un boleto para el viento de mi espalda
devoro los huracanes
mi esqueleto salvajemente flota en mi cuerpo de torrentes,
por mis extremidades vibran terremotos
reconfigurando mis deseos

mi cuerpo
zona de desastre de eróticos desechos
casa blanca de madera que yace destruida
mi padre levanta las cortinas

mi cuerpo es mi única tierra
una tierra sin hogar, sin dueño
una tierra de humedad, orilla tras orilla
tierra de volcanes sumergidos  en arenas movedizas
tierra de cicatrices errantes
mi tierra
un cuerpo del cual desprendo la tierra paso a paso
viajo por ese territorio llamado yo mismo
antes de extinguirme

otra vez


The beautiful and ephemeral meaning of street art

XIII


Cloe S. Georas

me desnudo

de mi desnudez
una telaraña en la que reposan espejos . momias
que se acuerdan de tu mirada extraviada bajo el agua del río
tratando de distinguir entre los brazos que te ahogan
y los brazos que te salvan
esa enredadera de manos y sollozos trepó las vértebras de tus pupilas
al día siguiente tu cabello oscuro amaneció blanco
una melena de lágrimas que nunca liberaste en el llanto
ahora tu cuerpo tiene un brazo que te hunde en el río
y otro que te arrastra a la orilla
eres una muñeca de tela con brazos vivos
un columpio en el precipicio
una mano ecuánime sobre una hornilla prendida

mi desnudez me cuelga del cuello como un teremoto de espejos
donde espío las sagas de rostros sucesos cuartos
veo tu cara sonriente en la sala y desvencijada en el baño
veo las corrientes del río nadando tu cuerpo
veo tus manos reposar sobre mi cuello
veo a través del agua

mi desnudez cuelga del collar de cardenales en tu cuello
es mi traje de esponja pulsando agujeros
nariz vagina boca poros ano oídos ojos
quieres sellarme los túneles del asombro
los mismos del dolor
me tejes desperadamente un desnudo sin hoyos
con tu mano ecuánime pones mi mano sobre la hornilla prendida
quieres arrastrarme a tu orilla
tu amor. la insensibilidad