Tuesday, June 11, 2013

HONOR AL SILENCIO

I
Sabré del pararrayos cuando muera
y sólo la letra, como antena
apuntando al cielo,
me conecte al infinito.

Alguien notará
que el testamento heredado
se escribió en el viento
y tendrá que aprender a descifrar
las corrientes de aire
y su comercio con las nubes,
la subeybaja temperatura
sujeta al capricho del agua
y la fecundidad
de la luz.

Custodios de la palabra
entenderán que el silencio
es la fuente de la poesía.

II
Porque el silencio es la fuente de la poesía.
Como todos los opuestos, hay entre ellos
un secreto amoroso y fecundo.

La poesía es sonido,  cadencia,
destello: flamboyan incitante.
El silencio es el grado cero del sonido.
La oscuridad profunda en el cerebro
-tan dificil de contener su estruendosa corriente,
tangible a la vez para el que calla-
apaga las notas polirrítmicas
del mundo.

Ese silencio es la muerte fecunda,
el origen de la música,
la resurrección de las flores del canto.


Manuel Apodaca


Tuesday, October 16, 2012

REVISTA CONTRATIEMPO
Un interesante ejercicio de fe en la poesía



"El fuego original y primordial, la sexualidad, levanta la llama roja del erotismo y ésta, a su vez, sostiene y alza otra llama, azul y trémula: la del amor. Erotismo y amor: la llama doble de la vida".
Octavio Paz


Saturday, February 25, 2012





AGIABAMPO BEACH



De aquellos días cuando mirábamos el mar
frío y gris, invadido de gaviotas
y algas que se enredaban en los pies.
Los mayos recogían almejas negras
y subían a sus lanchas de motores
violando el silencio
tras una estela de espuma
dibujada en el agua.

De aquellos días
en que nuestros cuerpos
buscaban ansiosos
tesoros ocultos bajo la ropa,
y la lujuria
derrumbaba puritanismos
arraigados en la superficie
de los rezos.

De entonces,
de la punzada adolescente
por siempre insatisfecha
y montaraz
se yergue una niña pelirroja y alta
como los mangles en invierno
pidiéndome a besos
que dibuje con mis dedos
los arcos de su templo
estrellado de pecas
y pequeñas arrugas como la risa.

Yo me
quemaba en sus dientes forjados,
barrera tintineante y blanca,
y en su boca,
frambuesa húmeda,
convertida
en el ojo del huracán.

Hubiese querido quedarme allí
y ser un guijarro más
disolviéndome en la arena,
bebiendo la suavidad
de sus pechos angélicos
que superaban la estatura
de su inocencia
y mi aturdimiento.

Los pescadores vuelven
después de la jornada.
En sus chinchorros
tiemblan peces plateados
y camarones barbones.
Los cangrejos,
después de tímidas exploraciones,
huyen a sus huecos rizomáticos
bajo las dunas cubiertas
con polvo dorado y fresco
del ocaso,
donde una espiga
pelirroja y larga
se desgrana en mi memoria.


Manuel Apodaca

Monday, October 10, 2011

Manuel, Norma, Peter, Chelsey, Ashley, Monika, Grisel, and Erin.
An amazing ecological adventure to,

Sunday, October 24, 2010


DIA DE MUERTOS

Hay historias
que huelen a polvo,
a infancia,
como el olor de la sandía,
o los floreros cenagosos
de las tumbas.

Olores que traspasan
los sentidos y el tiempo;
llegan sacando lumbre,
potros gallardos,
listos para el juego
de argollas.

Atrás quedaron
mis recuerdos,
sepultados en el panteón
de mi pueblo
junto a la tumba
del ánima sola,
circundados por la trinchera
de piedra
levantada con ruinas
de la hacienda.

Quería que mis muertos,
mis abuelos enterrados
en el mismo ataúd,
mi sobrina de tres años,
jugaran los días de canícula
entre remolinos de polvo
y hojas secas.

Volví la mirada
Y vi que danzaban
sobre las tumbas
mi caballo de palo
y su enorme cabeza blanca,
mi pantalón de tirantes,
mis huaraches de cuero.

Afanosas
entre la leche y el humo,
tras la premura
del queso fresco
y las cubetas de agua,
mis tías derramaban
temores,
dignidad y consejos
sobre mi inocencia.

Anegados con la dicha
de medir gradualmente
la transición de la luz
al posarse en cada piedra,
en cada lápida,
en cada tronco
rugoso de mezquite,
mirándose mirar
sin ser mirados
en aquel páramo
ensombrecido de anochecer,
los ojos de mis ancestros
reflejaban
los destellos arcoíris
del mármol,
mientras el hierro
de las cruces labradas
devoraba las sombras.

Ante el vidrio de una urna
con Cristo dorado,
mi tía abuela,
transparencia
en sus dedos de agua,
trenzaba sus cabellos.

Con los últimos rayos del sol
mi abuelo volvió a ver
el brillo enrojecido
de su sangre
sobre la reja oxidada,
y se cimbró otra vez
como sintiendo el impacto
de los tiros
que le dieron muerte.
La escena de su crimen
durante aquel baile
un 24 de junio,
se dibujó en su mirada;
justo en medio
de las hieleras de cerveza
y la tambora,
borracho,
perdido de orgullo.

Su bisnieta de tres años
lo arrancó de aquella
visión funesta.
Vestida de encaje
como una bailarina,
lo tomó de la mano.
Volaron sobre las tumbas,
más diáfanos que el fresco
de la noche.
Luego se sentaron encima
de la tumba más sobria;
ella se acomodó entre las piernas
de su bisabuelo,
y así, mientras se alisaba
el vestido le pidió:
- Cuéntame un cuento
que dure hasta el alba.

Comprendí que ahí
la felicidad era sólo un recuerdo.
reviviendo historias antiguas,
paisajes inviolados,
en su no-existir sin prisa,
diseñando su ausencia.

Entonces me fui para siempre
bajo una lluvia de estrellas
que derramaba presagios
y tormentas.


Manuel Apodaca
San Luis Potosí, Verano 2007


Wednesday, July 28, 2010

Funche con bacalao

Danki na pueblo di Korsou. Danki di kurason muy en espesial na tur amigu Wendley Rosaria, chef i musiko di Korsou.

Norma y Manuel

Cuando la comida se comparte
con desinterés,
piel y corazón en la ofrenda,
un poco de ti se desprende
y va en ella,
como la flecha tras el blanco
a provocar la reacción
más grata al paladar,
al estómago,
a los ojos, a la lengua.

Colores, aromas, tradición...

Un plato es el resumen
del espíritu.