Wednesday, November 25, 2020

 







A LAS PUERTAS DE LA IRA

Manuel Apodaca


La puerta es la que elige, no el hombre.

Llevo la puerta al hombro 

y en mi pecho,

tatuada la llave que la abre.

¿Qué puerta me ha elegido?

Ésta que se abrió hace tiempo

no conduce a la gloria, tan solo me revuelca

en un limbo de cúmulos concéntricos.

El viento me escupe en la cara

mi andar errante por alambres tensos,

mi rabia ante la humanidad enferma.

Gritan afuera supremacistas blancos

agitando banderas neonazis y confederadas.

Sus bocas de odio dislocan la armonía.

Los pájaros que empollaban en la plaza

huyeron al ver sus antorchas

y cofias picudas

criminando al rocío. Charlottesville

Virginia

12 de agosto

2017

La avalancha impotente irrumpe violenta

deseando legitimar el racismo

con fuerza y terror.

Cuerpos martirizados lavan la afrenta

de los que no hacemos nada.

El líder desde el púlpito concilia mentiras.

 

II

Horas de duelo rugosas y amargas.

Hélice baldía

blandiendo temores.

 

III

¿Qué puertas de mazmorras y letrinas

eligieron a esos hombres?

Sí, las puertas siempre abiertas del odio

y la ignorancia,

con su halo rosado y glamoroso machismo.

Puertas que emiten gemidos delirantes, histéricos.

 

Un canto sin medida

renace en puertas libres.

Sus alas pintadas con rocío del cielo 

y carbón terrenal

lo conducen a un mundo

de falsos patriotas y putas célebres.

 

Cantos peregrinos

traen polvo en los zapatos,

el camino los hizo paisaje y leyenda.

Suben hasta el cielo

y se confunden con el viento.